Por: Mario Antonio Lara Valdez
Es lamentable observar la realidad de los voluntarios dominicanos que arriesgan sus vidas o tiempo familiar para estar al frente ante situaciones difíciles en nuestro país o en caso extremo fuera del territorio nacional (terremoto en Haití).
Desde nuestra experiencia como activista social solicito al estado dominicano ponerle atención especial a los ciudadanos que dedican tiempo de calidad y hasta sacrifican salud en la noble causa de ser voluntario.
La falta de empatía de los gobiernos hacia ciudadanos dominicanos que dedican su vida o parte de su tiempo a la noble causa de ser voluntario debe servir la clase política dominicana para una profunda reflexión así como también cambio de actitud.
República Dominicana cada vez aumenta deuda de atención especial a cada ciudadano que por vocación que nace de esa alma noble que solo tiene quien asume este sacrificio por los además ciudadanos como colocar sus propias vidas ante tragedias de la naturaleza o accidentes.
Observar como invitan a voluntarios sin ninguna garantía de recibir alimentos, bebidas y muchos menos obsequios en estas fechas navideñas es preocupante porque más que las buenas intenciones de los organizadores refleja que nuestro querido país no tiene nada de empatía ni tiene valoración sobre el rol del voluntariado.
La clase política lamentablemente no le interesa o no logra conectar tampoco articular discurso ni planificar políticas públicas dirigidas a lograr valorizar esta entrega de los voluntarios vía garantizar protección estatal por los diferentes mecanismos que permitan una vejez digna.
La verdad es que los dominicanos son muy buenos porque desde diferentes gobiernos como funcionarios públicos pero además partidos políticos dan la espalda a los voluntarios dominicanos provocando futuro desinterés ante esta realidad inquietante y de manipulación electoral ante trabajo de voluntario.
