Desde las 08:00, hora local, la Ciudad de la Luz y sus vecinos de la llamada Pequeña Corona, territorios donde habitan siete millones de personas, viven un panorama diferente, y quienes lo desafíen corren el riesgo de ser multados por 135 euros, para la primera infracción.
El anuncio siguió a la intervención del primer ministro Jean Castex, quien en la mañana de ayer informó que 21 de los 96 departamentos, entre ellos París, Seine-Saint-Denis, Hauts-de-Seine y Val-de-Marne, clasifican en color rojo, por la elevada circulación del patógeno.
La medida incluyó inicialmente a los ciclistas y a las personas que se desplacen en medios de dos ruedas, y a los trotadores, pero no a quienes se encuentren en el interior de los vehículos.
Sin embargo, la alcaldesa parisina, la socialista Anne Hidalgo, demandó que los ciclistas y los trotadores fueses retirados de la lista, al no existir pruebas científicas de su peligro para la propagación de la Covid-19.
La demanda fue aceptada por la Prefectura, que emitió en la mañana de hoy precisiones sobre la indicación.
El uso de máscara era hasta hoy obligatorio en París en el transporte público y los espacios cerrados, pero el deterioro de la situación epidemiológica justifica la decisión de generalizarlo.
Castex expresó ayer preocupación por las violaciones de los protocolos de distanciación social vigentes en el país y en esta capital y afirmó que la estrategia gubernamental frente al rebrote pasa por evitar el reconfinamiento generalizado de la población, pero sin descartar herramienta alguna.
Sin embargo, intentó generar calma a pocos días del regreso a clases y al trabajo, asegurando que el escenario es en la actualidad bien diferente al de la primavera, cuando el virus causó la mayor parte de los 30 mil 500 decesos registrados desde el 1 de marzo.
De acuerdo con el primer ministro, el país está mucho mejor preparado para enfrentar la crisis, y atribuyó el incremento de los casos, en buena medida, a la multiplicación en las últimas semanas de las pruebas de detección.